Recientemente ha comenzado en León un movimiento que veíamos necesario todas las personas que trabajamos con niños con problemas de conducta y con sus familias.
Los problemas de conducta, que pueden deberse a diferentes razones, casi siempre se deben a más de una: niños y niñas con características personales difíciles, situaciones sociofamiliares complicadas, trastornos que requieren de atención desde los servicios de salud mental, entornos educativos rígidos...
Todos estos aspectos confluyen en niños y niñas cuyos comportamientos no son adecuados, no encajan en el contexto social y familiar, son difíciles de manejar por sus cuidadores y tienen muchas dificultades para llevar a cabo su escolarización con éxito.
En los colegios e institutos tendrán necesidades educativas, dificultades de relación con iguales y profesores, fracaso y abandono escolar temprano.
Las familias de estos alumnos se ven culpabilizadas y señaladas. Desde fuera se ve a un niño caprichoso, consentido, con rabietas y falta de tolerancia a la frustración, lo cual muchas veces se entiende como una familia que no ha sido capaz de establecer límites y normas en casa.
En muchas ocasiones las necesidades educativas de sus hijos no se ven atendidas desde los colegios por falta de formación de los docentes, por falta de comprensión del alcance del problema y, en gran medida, por la propia rigidez del sistema educativo y la falta de recursos.
Esperamos que la propuesta de "Un cerebro de colores" ofrezca a todas las familias el apoyo y espacio que necesitamos para afrontar las dificultades con las que nos encontramos cuando la diversidad que tenemos no es tan aparente, obvia o aceptada socialmente.
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