Existen
momentos en que los niños/as se sienten nerviosos, enfadados, angustiados. Es
importante ayudar a los niños a entender que esto son emociones y que nuestras
emociones/sentimientos no son ni más ni menos negativas que otras, sino que a
veces es más difícil afrontarlas, especialmente cuando son muy intensas.
Concretamente
“enfadarse” es algo que sucede a menudo en los niños y pertenece a la categoría
de “sentimientos difíciles”. Es difícil aceptarlo como tal, y ello lo hace aún
más complicado. Existe la posibilidad de que pierdan el control. De que salga a
través de conductas como insultar, pegar
o romper cosas. A veces el enfado se dirige hacia dentro, por lo que los
niños se perjudican a sí mismos como
reacción a la impotencia que sienten. El enfado suele ocurrir cuando:
- No obtienen lo que quieren conseguir (atención, consuelo, aquello
que quieren)
- Cuando obtienen algo que no quieren (una pelea, una puntuación
demasiado baja, tensión, algo que no le gusta, fallar un penalti).
- Cuando sus sentimientos son heridos (crítica, “esto no está bien”,
«Tú no puedes participar, porque lo haces mal»).
Aceptar
los sentimientos tal y como son, sin reaccionar de forma inmediata a los
mismos, es algo que los niños deben aprender. Gradualmente se dan cuenta de que
no tienen por qué asustarse de la intensidad de sus sentimientos. Están ahí, a
veces se quedan un ratito y después se van.
Pinchando en este enlace , os proponemos algunos consejos y actividades prácticas para enseñar a los niños a reconocer, nombrar y afrontar con aceptación las emociones.
Esperamos que os resulten de utilidad.