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viernes, 14 de octubre de 2016

COMO FOMENTAR LAS HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES A TRAVÉS DE LAS RELACIONES FAMILIARES



En el libro “LA FAMILIA de relaciones tóxicas a relaciones sanas” de Laura Rojas- Marcos, se proponen estrategias para conseguir disfrutar de las relaciones familiares sanas, algo esencial para alcanzar la estabilidad emocional de los niños y adultos. Nos propone recursos para modificar las relaciones en la familia y habilidades positivas  a nivel comunicativo y de convivencia.
El ser humano es un ser sociable que necesita de los demás para desarrollarse. La familia es el primer escenario de nuestra vida, el lugar donde se asientan los primeros pilares de nuestra vida. Es el lugar donde aprendemos a convivir con las personas del entorno.
Convivir no siempre es fácil, por lo que necesitamos tener presente y prestar atención a un aspecto fundamental, la inteligencia emocional y las habilidades sociales, sabiendo identificar adecuadas capacidades comunicativas y para resolver situaciones de conflicto, aspectos fundamentales a transmitir a nuestros hijos.
En uno de los capítulos del libro se recogen  varias  claves para construir y mantener buenas relaciones a nivel familiar. Se señalan:
-       - Ser cariñoso: El cariño es una forma muy efectiva para que los miembros de la familia se sientan bien, seguros y unidos a los demás. Cuando uno se siente apreciado y querido surgen sentimientos positivos hacia aquel que los expresa y en el que lo recibe favoreciendo la relación entre ellos. En cambio cuando no se expresa ningún aprecio o cariño a menudo se crea un muro que divide y distancia a las personas. Sólo es cuestión de tiempo que aparezcan sentimientos de rechazo, resentimiento e incluso rencor. Por lo tanto mostrar cariño es muy beneficioso para las relaciones personales. Un beso, abrazo, caricia o sonrisa. Cuando sentimos que otro reconoce nuestra labor estamos más dispuestos a repetir nuestras acciones para volver a sentirnos bien con nosotros mismos y con la otra persona.
-        - Comprometerse: Pilar para desarrollar las buenas relaciones. Sentir que uno puede confiar en los demás miembros de la familia favorece la unión y cohesión del grupo. El compromiso no sólo centrado en responsabilidades y obligaciones sino en aspectos personales y en el cariño. Recibir y dar apoyo y acompañamiento emocional de forma constructiva. El compromiso se apoya en el “quiero hacer”, no sólo en el “debo hacer”. El compromiso basado en deberes y exigencias puede llevar a que con el tiempo sólo surjan sentimientos de rechazo y rencor.
-       - Comunicarse constructivamente: Significa saber transmitir opiniones y necesidades con respeto y claridad, no quiere decir estar de acuerdo en todo. Criticar de forma destructiva, hacer chantaje emocional y culpabilizar son enemigos de la buena comunicación. También es fundamental el humor para relativizar y aliviar situaciones de estrés y conflicto. Saber manejar el estrés encontrando la forma de regularlo y controlarlo saludablemente.
-       - Ser fiel a uno mismo: Saber identificar las propias necesidades, evitando entrar en evitar o negar los problemas.
-    - La asertividad: el respeto a uno mismo. Una persona asertiva es aquella que se siente cómoda expresando sus opiniones, deseos y necesidades de una forma directa. Se trata de saber negociar y comunicarse con los demás desde un sentimiento de confianza y serenidad sin provocar conflictos ni dejarse avasallar. La persona asertiva se caracteriza por el control  de su vida, autonomía para tomar sus propias decisiones, confianza en sí mismo y responsabilidad sobre sus actos y comportamientos. No le da miedo cometer errores, le gusta aprender y asume riesgos como vía de crecer y avanzar. 
- Compartir el tiempo con calidad: Saber pasarlo bien y divertirse en familia siempre ayudará a fomentar las relaciones positivas. Un ambiente tranquilo, sin tensiones donde cada uno comunica libremente favorecerá la dinámica familiar. Divertirse fomentará el acercamiento familiar y los sentimientos de unidad y los deseos de estar juntos. 

jueves, 6 de octubre de 2016

EL PARTE METEREOLÓGICO PERSONAL

Iniciamos este curso escolar con la reseña de un libro, ya conocido por muchos padres y educadores. Su autora es ELINE SNEL, una terapeuta holandesa que ha desarrollado un método de meditación específico para niños. En su libro TRANQUILOS Y ATENTOS  COMO UN RANA presenta de forma sencilla un acercamiento a la práctica de mindfulness para llevarlo a cabo con nuestros hijos.
En palabras de la autora “mindfulness no es otra cosa que estar conscientemente presente. Es experimentar el sol en tu piel. Sentir esas gotas saladas deslizarse por tu mejilla. Percibir la irritación en tu cuerpo. Experimentar la alegría y la tristeza en el momento en que suceden. Sin tener que hacer nada con ello, sin tener que reaccionar inmediatamente o expresar qué piensas. Mindfulness es estar amablemente presente en lo que ahora es. En cada momento.”
El libro contiene historias y ejercicios breves que los niños podrán practicar a diario guiados por sus padres. Viene acompañado de un CD con once meditaciones guiadas específicas para niños y niñas de 5 a 12 años.
A continuación os planteamos un sencillo ejercicio recogido en el libro, "El parte metereológico personal",  y que nosotras hemos adaptado y  llevado a la práctica con nuestros alumnos y alumnas. El objetivo es la aceptación y validación de las emociones. Este ejercicio puede ayudar  a nuestros hijos y alumnos a comprender su mundo interior. Y así nosotros, como padres y educadores, acercarnos a ellos, a sus estados de ánimo, ayudándoles  a aceptarlos.


EL PARTE METEROLÓGICO PERSONAL


Haz un parte meteorológico según tu estado emocional en este momento, sin pensarlo:

·         ¿Qué tiempo está haciendo por dentro?
·         ¿Te sientes relajado y brilla el sol?
·         ¿O está el cielo encapotado, cubierto de nubes y a punto de caer un chaparrón?
·         ¿O quizás hay una tormenta?
·         ¿Qué sientes realmente?

Y cuando sepas cómo te sientes en este mismo instante, lo dejas tal cual. Exactamente como es, no precisas sentirte de otra manera distinta a como te sientes ahora. Permanece así, experimentando esa sensación por un momento.
De forma amable y curiosa, observa las nubes, la luz brillante del cielo o los colores oscuros de las tormentas que se avecinan. El humor no pude cambiarse así como así, igual que el tiempo.
Puede ser que en otro momento del día el tiempo cambie, pero ahora es como es. Y así está bien. Los estados de ánimo cambian. Pasan por sí mismos. No tienes que hacer nada para ello.

Con este ejercicio los niños aprenden a identificarse menos  con sus cambios de humor. Yo no soy el chaparrón pero me doy cuenta de que llueve. Yo no soy un gallina pero me doy cuenta  que a veces tengo una fuerte sensación de miedo, en la zona del cuello.
A la mayoría les gusta dibujar el tiempo. Les hace consciente de la lluvia, el sol y la tormenta en ellos mismos. Y lo que es importante: permiten que así sea.


ACTIVIDADES

Þ    Dibuja tu parte meteorológico particular, en este momento. Al finalizar el día comprueba si el tiempo todavía es el mismo, si ha cambiado hace ya un buen rato. Nada permanece siempre igual. Saber esto puede ayudar.
Þ    Cuando estás por la calle, observa las distintas manifestaciones del tiempo: lluvia, viento, calor, sol, …
Þ    Qué humor tienen hoy tus padres, tus abuelos, tus hermanos, tus amigos, ¡¡A ver si puedes observarlo como si observaras el tiempo exterior!!. Sin juzgarlo. A veces llueve y a veces brilla el sol...

lunes, 25 de abril de 2016

REUNIONES FAMILIARES: MEJORAMOS LA COMUNICACIÓN Y LA RESPONSABILIDAD DE TODA LA FAMILIA

Las reuniones familiares se realizan para favorecer la comunicación familiar y el sentimiento de significado en nuestros hijos e hijas en la familia, así como su responsabilidad.
Para llevarlas a cabo se deben tener en cuenta los siguientes pasos:

  • Elegid un momento de la semana que sea tranquilo y en el que estéis DISPONIBLES 100%.
  • Plantead las normas el primer día, pidiendo colaboración a vuestra familia
  • Dadle forma en familia: buzón o cuaderno de temas para ser tratados en las reuniones, estructura de la reunión, responsables…
  • Estructura:
    • Agradecimientos: comenzamos dando las gracias cada uno de los miembros de la familia a cada uno de los demás (todos a todos) por algo que esa semana haya ocurrido y por lo que estemos agradecidos.
    • Tratar temas propuestos: elegimos uno o dos de los temas propuestos para ser tratados en la reunión. No más cada día porque no se debe alargar mucho. Las alternativas que se presenten para solucionar el tema tratado deben ser razonables, respetuosas con todos y realizables.
    • Acuerdos para esa semana: se establecen acuerdos en función de los temas tratados. 
  • Ha de ser un momento de respeto y toma de decisiones en familia.




miércoles, 3 de febrero de 2016

CÓMO SER CONSECUENTE EN EL ESTABLECIMIENTO DE LÍMITES

Seguimos revisando la pautas que desde la Disciplina Positiva nos van a ayudar en la educación de nuestros hijos.
(Disciplina positiva de la A a la Z. Jane Nelsen. Ed. Medici)


SER CONSECUENTE

Si cumplimos lo que hemos dicho que vamos a hacer con nuestros hijos favorecerá la reducción de los conflictos en casa, así como el sentimiento de frustración (“no puedo con ellos”). 
Se trata de, en lugar de solucionar los problemas sobre la marcha, observar atentamente y tomar un plan de acción basado en el respeto por las necesidades de ambos: el niño y nosotros. De este modo no tenemos la sensación de estar dejando de lado nuestros derechos a favor del niño ni utilizamos el castigo como única vía de escape cuando la situación se pone difícil.

Pasos a seguir
Ejemplo
1.   Prestamos toda nuestra atención al problema

Julia molesta a su madre cada vez que ésta intenta hablar por teléfono. Aunque la madre le permite hablar un rato con la persona que está al teléfono, ella insiste y le pega. Su madre decide prestarle toda su atención y observa atentamente la situación.
2.   Reconocemos los sentimientos de nuestros hijo y les concedemos lo que quiere en un mundo imaginario (“ojalá pudiera darte todo lo que quieres”).

Le pregunta a Julia si se le ocurre alguna idea para ayudarla cuando quiera hablar sin interrupciones.
La niña responde que no quiere que la madre hable por teléfono en lugar de jugar con ella.
“Me gustaría jugar contigo todo el rato, pero a veces tengo otras cuestiones que atender o personas con las que hablar.”
3.   Les decimos lo que deben hacer, en lugar de lo que no deben hacer.

 “Entiendo cómo te sientes, mira lo que vamos a hacer: cuando coja el teléfono, por favor, ponte a jugar o a dibujar hasta que yo haya terminado. Sé que te costará esperar, pero también sé que eres capaz de hacerlo y ayudarme."
4.   Encontramos una solución con la ayuda del niño.

“Si no me dejas, saldré con él a la terraza y estaré ahí hasta que termine de hablar”
5.   Le explicamos cómo nos sentimos y establecemos nuestros límites.

“Entiendo que te cueste esperar, pero necesito estar más tranquila mientras hablo por teléfono.Cuando intento hablar con alguien y no me dejas, me enfado mucho.”
6.   Actuamos en consecuencia.

La siguiente vez que sonó el teléfono, hizo exactamente lo que había dicho que haría. Le pidió a quien llamaba que esperara un momento, acompañó a la niña a la mesa donde tenía pinturas y hojas para dibujar, y luego siguió hablando.
Cuando la niña se acercó gritando, la madre salió a la terraza y cerró la puerta.

Un azote en el culo en estos momentos, también puede solucionar el problema temporalmente, pero no enseña ninguna de las habilidades que ha aprendido Julia:

  • A mostrar respeto hacia su madre y cómo su madre también la muestra respeto.
  • Que podía colaborar y ser responsable.
  • Que podía sentirse frustrada, ya que no siempre podía salirse con la suya.
  • A establecer acuerdos y cumplirlos.


viernes, 29 de enero de 2016

MÁS DISCIPLINA POSITIVA: HECHOS, NO PALABRAS

Continuamos con las estrategias básicas que se plantean desde la disciplina positiva de cara a lograr mayor armonía en nuestro hogar y a que nuestros hijos crezcan educados en la responsabilidad.

HECHOS, NO PALABRAS

Planteamos en la entrada anterior la importancia de decidir lo que se va a hacer y hacerlo. Pero en ocasiones nos perdemos en las palabras, en las explicaciones. Ahora vamos a ver, como variante de la estrategia anterior, cómo “actuar en lugar de hablar”.
Como padres dedicamos mucho tiempo a rogar, negociar, sermonear y explicar a nuestros hijos acerca de su comportamiento, de lo que esperamos de ellos. Los niños dejan de escucharnos cuando hablamos demasiado.
Si educamos con palabras entregamos el poder a nuestros hijos, que deciden hacer lo que les da la gana en lugar de lo que les decimos.
Es mejor dar de la mano al niño y llevarle al baño a lavarse los dientes, o meterlo en la bañera o en la cama, que perdernos en palabras que, de tan repetidas, terminan convirtiéndose en sermones vacíos, cuando no en gritos o amenazas.




Algunos ejemplos de cómo llevar esto a cabo:
  • En lugar de pedirles una y otra vez que se callen, callarse y esperar hasta que se den cuenta.
  • Si se pelean por un juguete, sin decir nada, cogerlo y guardarlo fuera de su alcance.
  • Si golpea la mesa con el tenedor, pedirle que pare una vez y, si no para, retirárselo.

Un gran error que cometemos en relación con esto es preguntar a los niños cosas que no pueden ser cuestionadas: “¿Vas ya a la cama?”, “¿Vienes a cenar?”, “¿Te quieres poner el cinturón?” La respuesta a estas preguntas fácilmente va a ser “No”.
Para evitar esto debemos dar instrucciones precisas de lo que se tiene que hacer: “Es la hora de ir a la cama”, “Es la hora de cenar”, “Ahora, a abrocharse los cinturones”.
Las cosas son así y no hay necesidad de convertirlo todo en un debate en familia.
Otro consejo es asegurarse de que se está en la misma habitación que los niños cuando se les pide algo y establecer contacto visual. Así es más probable que los niños atiendan.

Nuestra acción mejora la atención de nuestros hijos.

viernes, 22 de enero de 2016

SEGUIMOS CON DISCIPLINA POSITIVA: DECIDIR QUÉ SE VA A HACER Y HACERLO


La idea principal que ya planteamos en la anterior entrada es que somos los padres y madres los que nos tenemos que plantear cambios y no estar siempre pendientes de qué es lo que tienen que cambiar los demás.
Se trata de decidir qué puedo hacer yo, en lugar de que quiero que hagan los demás.

Pero no sólo esto, sino que lo que yo haga como padre o madre tiene que ser coherente con lo que digo y con las decisiones que tomo. Para ello tengo que acostumbrarme a pensar antes de hablar, distanciándome de la situación conflictiva y prestando mucha atención antes de decir, hacer o decidir.
Se trata de seguir los siguientes pasos:
  1.      Observo detenidamente lo que ocurre: qué hacen los niños, qué hago yo, qué es lo que me hace sentir mal, lo que quiero cambiar.
  2.      Decido cómo actuar: si lo que estaba haciendo no me estaba funcionando, debo buscar una nueva estrategia. Desde la amabilidad y la firmeza la estrategia pasa por evitar repetir todo veinte veces, por acabar dando gritos, por ceder… Se debe tomar una decisión y llevarla hasta el final.
  3.      Una vez he decidido, no cambio mi decisión, la comunico tranquilo y me mantengo firme. Los niños intentarán volver a la costumbre, como el río trata de volver a su cauce. Debemos mantenernos firmes para que ellos se den cuenta de que algo ha cambiado.

Pondremos un ejemplo de estos pasos:
  1.      Un padre observa que sus hijos siempre dejan los deberes para última hora y le piden ayuda para acabar antes de acostarse.
  2.      Decide ayudarles sólo de siete a nueve, para evitar prisas antes de ir a dormir. Se lo comunica a los niños.
  3.      El primer día uno de los hijos va a las nueve y  media. En lugar de mostrar pena o cambiar de opinión, o enfadarse, simplemente le comunica al niño que recuerde que él le ayuda de siete a nueve y que son las nueve y media, así que no le podrá ayudar ese día.


Al principio se notará resistencia, pero si nos mantenemos firmes evitaremos estar repitiendo siempre lo mismo y disgustarnos por las mismas cosas una y otra vez.


jueves, 14 de enero de 2016

INTRODUCCIÓN A LA DISCIPLINA POSITIVA

Buenos días. Hoy vamos a plantear las estrategias educativas para casa que nos ayudarán a tener un entorno familiar más tranquilo y afectuoso, evitando tanto las rabietas de nuestros hijos como las nuestras propias, cuando nos damos cuenta de que hemos dado unos cuantos gritos y además hemos puesto castigos eternos e inviables, o bien otros, más viables, pero dolorosos, que generan en los niños miedo y rebeldía.
Desde la disciplina positiva se plantean estrategias concretas que nos pueden ayudar a lograr educar a nuestros hijos en la responsabilidad.
Como referencia podemos acudir a:
Jane Nelsen, Lynn Lott y Stephen Glenn. Disciplina positiva de la A a la Z. 1001 soluciones para los problemas cotidianos en la educación de los hijos. Ed. Medici.
Vamos a comenzar con algunas ideas.

Disciplina positiva


La disciplina es una palabra que genera sentimientos negativos para muchos de nosotros.
Entendemos la disciplina como el uso del castigo para lograr el control.

Pero la disciplina positiva no tiene que ver ni con el control ni con el castigo, sino en la confianza de los padres en sí mismos para favorecer el desarrollo y aprendizaje de sus hijos, de manera constructiva, útil, alentadora, afectuosa.
Se basa en relaciones de respeto mutuo en que los padres se respetan a sí mismos y a sus hijos. Si sólo se busca cubrir las necesidades del niño o las de los adultos, no hay respeto mutuo.
Se debe buscar el equilibrio entre firmeza, cariño y respeto, tanto hacia los adultos como hacia los niños, evitando extremos punitivos y permisivos.

La disciplina positiva plantea 27 herramientas básicas que debemos conocer.
Iremos presentando una cada semana, de forma que podamos planteárnosla como deberes para cada día.

Ser amable y firme

Estilos parentales: para comenzar hoy vamos a pensar qué tipo de padre o madre somos. Para ello, os presento los tres estilos principales.
  •     Controlador: tiene todo el poder y sus hijos deben obedecerle, porque él es el padre. Busca culpables y se centra en las equivocaciones, utilizando el castigo para corregirlas. De este modo los niños crecen en el miedo y/o la rebeldía.
  •     Permisivo: se centra exclusivamente en las necesidades de sus hijos y se siente culpable de las equivocaciones de tengan, tratando de evitarles el sufrimiento. Con ello también les evita el aprendizaje, siendo sobreprotectores.
  •     Amable y firme: su hijo forma parte de la familia, teniendo en cuenta las necesidades de todos los miembros de la misma. Toma distancia ante los problemas y piensa como actuar para favorecer el crecimiento y aprendizaje de los niños. Establece límites de manera afectuosa propiciando la responsabilidad.


Para saber dónde nos situamos nos puede ayudar el siguiente cuadrante:

Autoritarismo
Autoridad
Permisividad
Permiso

Los padres controladores tienden al autoritarismo, los permisivos a la permisividad y los amables y firmes, encuentran el equilibrio entre autoridad y permiso.
No se trata de sentirnos culpables por lo mal que lo hemos estado haciendo, sino de buscar estrategias para establecer límites de manera adecuada. Para ello lo primero es ser consciente de que queremos un cambio y hacia dónde queremos ese cambio.
A partir de esta reflexión podremos ir afrontando los temas que decidamos cambiar uno a uno, evitando agobios.